Estado de alarma

Ante un atentado, una catástrofe, un desastre natural o un accidente es fácil (relativamente) buscar un culpable y eso, consuela. Aunque sea un poco. Podemos insultar a los terroristas, maldecirlos, culpar a la naturaleza por los daños materiales y personales. Y sabemos que tiene un final. Un final que se ve. Un terremoto dura unos pocos segundos. Un atentado dura poco también (el asesinato de 70 jóvenes socialdemócratas por parte del ultraderechista Breivick duró hasta que se le agotó el cargador).

Hoy nos enfrentamos a una pandemia. Un enemigo al que no ponemos cara, con el que nunca nos habíamos enfrentado en el último siglo. Y al que a veces no sabemos cómo enfrentar ni cuánto va a durar. Solo sabemos que «hay que aplanar la curva». No hablo ya desde el Gobierno, sino desde la sociedad civil. Ponernos o no máscara para salir a la calle o priorizar la salud económica por encima de la salud física. Hay que elegir y en ninguna elección tenemos garantías de acertar. Por eso, está siendo para algunas personas muy urgente poner cara y responsabilidad al virus.

Esa cara y esa responsabilidad son del Gobierno de España. Las medidas son duras y en algún caso impopulares, aunque fueran demandadas desde hace tiempo y aunque los profetas a posteriori lleven días diciendo que deberían haber empezado antes. Por eso, si no tienes a quién insultar, insultas al Presidente (o al Vicepresidente). No importa que ellos estén pasándolo tan mal como cualquiera, con familiares en la UCI y sufriendo el mismo aislamiento que los demás. Es casi un mecanismo de defensa personal. Y diría que les va en el sueldo.

La cara B son aquellos que pretenden utilizar los malos tiempos para sacar rédito político de algún tipo. El miedo de la población, las dificultades a las que se enfrentan y se van a enfrentar, no deberían usarse para rascar cuatro votos (ni cuatro millones). Sin embargo, es fácil. La mitad del trabajo ya está hecho. La ciudadanía está en casa, con incertidumbres varias. Ponerle emoción a eso es como comerse una tarrina de helado de una sentada, fácil e inadecuado. Vean las redes, ardiendo con bots que simulan ser reales, generando un estado de opinión.

No se van a morir si se toman una tarrina de helado de una sentada igual que no va a pasar nada porque en este momento sientan cierta impotencia. Pero cuando la ansiedad pase y veamos todo con algo de distancia, valoren si merece la pena seguir confiando en quienes usaron sus peores momentos para conseguir su voto.

Recomiendo:

Tuit analizando la red de bots que replican un mensaje desestabilizador.

Recopilando. ¿Y ahora qué?

Desde ayer tenemos candidato a Presidente de Gobierno. Ya lo teníamos, pero descubrimos no hace mucho que se puede renunciar a intentar la investidura. Así que ahora tenemos otro, del segundo partido más votado.

Y a día de hoy tenemos por delante días de negociación. Negociación que no va a ser televisada, al menos no toda, pero de la que sabremos sus resultados ya que la militancia del PSOE deberá refrendarlos. Hasta ahora, esto es lo único distinto de lo que está pasando hasta ahora. Los tiempos son los estipulados, así que aunque efectivamente estamos asistiendo a una exposición nunca vista, no se debe tanto a lentitud como al foco mediático.

Veamos el calendario hasta la designación de nuevo Gobierno o la convocatoria de elecciones, elaborado por El País:

elpais

La fecha clave es el 4 de marzo. Ese día sabremos si hay Presidente o si Rajoy (o una tercera opción) tiene una nueva oportunidad. Se especula con que, a lo Borgen, una tercera fuerza sea capaz de llevar al gobierno a su líder. Si previamente lo han intentado PSOE y PP y no han contado con el apoyo de Ciudadanos o Podemos para formar ese gobierno, por líneas rojas de unos u otros, dudo seriamente que fuese posible esta opción, dudo seriamente que un gobierno de PP o PSOE sostenido por Podemos o Ciudadanos sea imposible y uno de Podemos o Ciudadanos sostenido por PP o PSOE sí sea factible.

Pero antes de eso. Equipos negociadores, de PSOE y de los demás, pero fundamentalmente del PSOE. Y sobre todo: esto empieza a funcionar. La semana pasada ya se estableció el número de representantes de cada partido en las futuras Comisiones en función de los resultados electorales:

  • Grupo Popular: 15 diputados.
  • Grupo Socialista: 11 diputados.
  • Grupo Podemos-En Comú Podem-En Marea: 8 diputados.
  • Grupo Ciudadanos: 5 diputados.
  • Grupo Democràcia i Llibertat: 1 diputado.
  • Grupo Esquerra Republicana de Catalunya: 1 diputado.
  • Grupo Mixto (Compromís, Bildu, Unidad Popular, Coalición Canaria, Foro Asturias, Unión del Pueblo Navarro y el diputado ex-PP Pedro Gómez de la Serna): 1 diputado.
  • Total de 43 diputados por comisión.

Respecto a qué comisiones se constituyen, cuando haya Gobierno (si lo hay) y por tanto ministerios, podrán reordenarse. Hay algunas que dependen del Congreso, es decir, son independientes del gobierno que se pueda constituir:

  • Comisión de Reglamento: El Presidente será Patxi López y por Podemos el portavoz será Juan Pedro Yllanes, diputado balear.
  • Comisión de Estatuto del Diputado: Presidida por el Partido Popular.
  • Comisión de Gastos Reservados y Secretos Oficiales: Presidencia para Patxi López.
  • Comisión de Peticiones: Presidido por el Partido Popular.

Esta tarde se empiezan a constituir las Comisiones (cuando estén configuradas definitivamente, enlazo a la web del Congreso):

  • Comisión Constitucional:
    • Presidida por Juan Ignacio Zoido, del PP, ex-Alcalde de Sevilla. Va a ser capital quiénes la ocupen, su talante negociador, pues si hacemos lo que se dice que tenemos que hacer y ayer lo remarcó Pedro Sánchez en su discurso de aceptación de la candidatura, vamos a tener que hablar mucho en esa Comisión sobre federalismo y otras cuestiones como los derechos sociales, reforma de la Ley Electoral y otras tantas tareas pendientes. Veremos quién designa el Grupo Popular como su portavoz.
    • Del PSOE sabemos ya que su portavoz en esta Comisión será Gregorio Cámara, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Granada. Buena noticia.
    • Por parte de Ciudadanos el propio Albert Rivera será el portavoz, algo que hasta donde yo sé no es muy habitual.
    • Podemos será representado por Rubén Martínez Dalmau, también de Derecho Constitucional, aunque escudado por Carolina Bescansa y Xavier Doménech como portavoces adjuntos.
  • Comisión de Empleo y Seguridad Social: Presidida por Podemos, veremos por quién.
  • Comisión de Justicia: Presidida por el Partido Socialista, en la persona de Pedro Muñoz, diputado avilés. Por Podemos, la portavoz será la jueza Victoria Rosell.
  • Comisión de Presupuestos: Presidida por Francisco de la Torre, de Ciudadanos.
  • Comisión de Hacienda: Presidida por el PSOE, por Antonio Pradas, diputado sevillano.
  • Comisión de Defensa: Jose María Barreda, ex-presidente de Castilla la Mancha, del Partido Socialista.
  • Comisión de Igualdad: Pilar Cancela, diputada por A Coruña.
  • Comisión de Sanidad y Servicios Sociales: Sebastián Franquis, diputado canario.
  • Comisión Mixta de la Unión Europea: José Zaragoza, diputado catalán.
  • Comisión de Cambio Climático: José Juan Díaz Trillo, diputado por Huelva.

¿Eres un profesional o una empresa y tienes interés en saber si algún diputado o diputada ha hecho declaraciones relevantes para tu sector? Elaboramos un informe completo sobre sus intervenciones parlamentarias, cuestiones en prensa o aquello que pueda ser relevante.  Pregúntame sin compromiso: juanandressegura@gmail.com. 

Lo que falta en #NosUnePedro

Suele pasar. Cada campaña, se recurre al apoyo de personas del mundo de la cultura por parte de los partidos y los candidatos. Es un recurso de comunicación política tradicional. En 1996, Felipe González ya obtuvo apoyo de numerosas personalidades. La Plataforma de Apoyo a Zapatero fue un ejemplo, hasta el punto de que Zapatero ganó las elecciones y obtuvo un gran apoyo del mundo de la cultura, aunque luego algunos miembros renegaron de su pertenencia a la plataforma, como Imanol Arias o Joaquín Sabina.

Por eso, como decimos, hasta ahora había sido una acción potente de campaña, una acción que garantizaba reputación y horas de televisión. Sin embargo, pese a que la televisión sigue siendo el medio más interesante para las campañas, ya que sigue siendo el medio con más consumo, no se puede obviar que una campaña del año 2015 no es como la de 2008 o 2011 y menos como la de 1993. Hoy hay otro medio creciente y con ansias de monopolio, Internet. Obviarlo y recurrir a una base de personas de la cultura (a muchos de los cuales respeto profundamente, como Forges) como la de 2008, incluso a un formato similar a la Plataforma de Apoyo a Zapatero, convierte la acción en una más, no en LA acción.

Podría haber sido un punto a favor del Partido Socialista incluir entre los referentes firmantes personas relevantes de la red, como YouTubers o blogueros de referencia. Para bien o para mal son o empiezan a ser referentes de una generación ajena a la política, pero que vota al fin y al cabo y que, por cierto, el PSOE tiene perdida. Aunque quizá se trate de eso. De amarrar bien, recurriendo a sus referentes, a las personas tradicionales votantes del partido que hoy tienen en duda su voto o que incluso lo retiraron en 2011. Por eso, tradicionales del PSOE como Álvaro de Luna o Xavier Sardá vuelven a apoyar a su partido en esta ocasión. La pregunta sería: ¿son referentes de los públicos nacidos más tarde de 1995? Lo dudo, sinceramente. Por eso, si no son referentes, su apoyo es loable, pero electoralmente poco rentable.

Veremos qué hacen ahora los nuevos partidos. Qué personalidades apoyan a Ciudadanos (cuyo líder ayer aparecía con Los Morancos) y qué personalidades a Podemos. El PP lo tiene difícil, la verdad, después de declaraciones como esta: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/19/espana/1361290564.html. Habría que ver quiénes son los nuevos referentes culturales, políticos o de cualquier otro tipo e intentar acercarse a ellos. De momento, que yo sepa ninguno estuvo en el aniversario de YouTube. Y, por cierto, Obama ya lo sabe (y lo usa).

La misma acción exitosa en anteriores elecciones no tiene por qué serlo ahora. Por eso, de ser un golpe de efecto ha pasado a ser una acción más de precampaña.

Recomiendo ver también:

Crónica de #AlbertVsPablo

Aunque con un poco de retraso, aquí va mi análisis del debate #AlbertVsPablo. 

Vamos a ir por partes e intentando ceñirnos a la escenografía y la comunicación, no a los contenidos (opinables).

En primer lugar, si no lo han visto, aquí está el enlace:

http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-11/capitulo-2-cara-cara-albert-rivera-pablo-iglesias_2015101600412.html

El debate no es un debate, sino un programa de televisión. Es decir, no está constituido como un debate al uso (entre otras cosas porque los debatientes ni siquiera están en el Congreso todavía). Así que, como programa de entretenimiento que es, empieza innovador. Empieza con una furgoneta recogiendo a los protagonistas, que se sientan juntos y solos, sin el moderador, en el asiento trasero. Les acompañan, en otros vehículos hemos de suponer, sus equipos de comunicación. Tres hombres en el caso de Albert Rivera y tres mujeres en el de Pablo Iglesias. Todos de comunicación. Hoy van a lo que van, a comunicar.

En esta parte, lo más relevante, a mi juicio, es la tensión que se ve entre ellos. No se miran, se rehúyen. Como usted y como yo la confianza la empiezan a tener cuando comienzan a hablar de cosas más personales. Aun con todo, a Pablo Iglesias se le nota más relajado en este punto.

Antes de comenzar el debate propiamente, de llegar al lugar de celebración, «improvisan» un paseo. Digo «improvisan» porque el debate duró 45 minutos, pero su grabación duró más de 3 horas según confiesa su moderador. Y reconoce que durante el trayecto más gente va parando a los protagonistas, sin embargo, sólo se ve a un ciudadano en la emisión.

La imagen de ambos es como seguramente sea la suya o la mía hoy mismo. Vaqueros y camisa Albert Rivera, su clásica camisa blanca y vaqueros Pablo Iglesias. Nada de formalismos. Además, para que lo recordemos mejor, nos ponen las imágenes del debate entre Felipe González y José María Aznar en 1993. El primero de la democracia. Las diferencias son más que evidentes: mucho más encorsetados, menos espontáneos (aunque este está editado y se notan los cortes de edición), más formales. Una semejanza es que ambos están organizados por televisiones privadas.

La gran diferencia es el multicanal. Este debate arrasó en las redes sociales. Es decir, no sólo tuvo buena audiencia offline, sino una audiencia genial online -sería un ejercicio interesante ver qué tuitearon las cuentas oficiales durante la emisión, si los tuits estaban preparados, si los retuitearon mucho o si fueron los propios usuarios quienes crearon el contenido o si los equipos tenían preparadas a personas para lanzar los debates online-.  Un debate que se consume con el teléfono en la mano, a diferencia de los anteriores, que se consumían con la cena. Es el gran cambio. De hecho, los debates entre Zapatero y Rajoy y Rubalcaba y Rajoy tuvieron 2,5 veces más audiencia que Rivera e Iglesias, pero no tuvieron el tráfico y la repercusión de estos. Un buen ejemplo de transmedia en la comunicación política.

Pero describamos la escena. Kitsch. Es la palabra que quizá mejor define el bar Tío Cuco. Los tonos de los colores, las sillas, las mesas, las botellas de fondo, el palillero y los cafés en el vaso típico. Nada de Ikea ni similares. Tienda de segunda mano. Es evidente que no hay pactos, a diferencia de los debates oficiales en ocasiones anteriores. No está claro quién se sienta donde salvo el presentador. En ocasiones anteriores, se había pactado hasta la altura de las sillas (Aznar era bajito y pedía que no se notase frente a un González mucho más alto). El encuadre inicial sí es tradicional, centrado, con el moderador en el centro, Iglesias a la izquierda de la pantalla y Rivera a la derecha (en otras ocasiones se sorteaba). El bar, a priori, no está cerrado aunque no se ve demasiado movimiento tampoco. Y en la misma mesa (demasiado grande para dos personas) la fuerza simbólica de sillas vacías, quienes rechazaron el debate por diversas razones -PSOE y PP-.

Albert Rivera tiene más protagonismo durante la charla. Interrumpe a Iglesias, está cómodo en el debate, pese a los hombros hacia abajo, se echa en la mesa, ocupa el espacio. Utiliza ítems como «si me toca gobernar mañana», que transmiten confianza, no habla de pactos o apoyos, habla de gobernar, directamente, pese a ser tercera fuerza en las encuestas. Pero viene hacia arriba. Iglesias lo hacía no hace tanto.

Enfrente, Pablo Iglesias sigue enfadado. O cansado. Él mismo lo reconoce durante el trayecto hasta el bar y lo reconoció en entrevistas anteriores. Su entonación es agresiva, de profesor enfadado, harto. Es el llamado «Efecto Pigmalión». El adjetivo para Pablo Iglesias más repetido tras el debate es «cansado». Quizá nadie lo habría pensado si él mismo no lo hubiera verbalizado. ¿Y si no lo han calificado, sino que él mismo se ha calificado? Rivera sonríe más, algo que en cualquier manual encontrarán que une mucho, tira las barreras de los espectadores y, como hemos dicho, se trata de Presidente (como Iglesias cuando estaba fresco).

Es un paso más en la espectacularización de la política. Lo publico como un espectáculo que ha sustituido, obsérvenlo, a los programas de cotilleo (excepto Sálvame, aunque también fue «colonizado» por la política). Falta saber si esta espectacularización traerá consigo mayor nivel del debate público, una ciudadanía mejor formada y más calidad democrática. Por lo pronto, más de cinco millones de personas vieron el domingo el debate, uno de cada cuatro espectadores. No está nada mal.

Lean también:

La prueba del algodón: gazapos, inexactitudes y trampas en el debate entre Pablo Iglesias y Albert Rivera.

http://www.eldiario.es/economia/inexactitudes-Pablo-Iglesias-Albert-Rivera_0_443055965.html

Rivera domina el ritmo del debate ante un Iglesias «cansado»

http://politica.elpais.com/politica/2015/10/19/actualidad/1445246073_928622.html

Los expertos explican por qué Rivera aplastó a Iglesias: solvencia, frescura, seguridad…

http://www.elconfidencial.com/espana/2015-10-20/los-expertos-explican-por-que-rivera-arraso-a-iglesias-solvencia-frescura-seguridad_1065620/

Análisis urgente del vídeo del Partido Popular.

El Partido Popular ha sacado hoy su primer vídeo de precampaña.

¿Queréis saber algún truquillo de esos que usan los consultores en comunicación política para hacernos ver lo que tenemos que ver? Ahí van:

  1. Es una historia. Con su principio, su trama y su desenlace.
  2. La metáfora. El enfermo o enferma, más bien accidentado o accidentada; el equipo médico y la recuperación milagrosa cuando nadie la esperaba. Bien. Potente y visual (por si acaso, es que es justo eso).
  3. El principio. Indisimulado. Una imagen que evoca un incendio, una catástrofe. Y sonido de ambulancias. Ha ocurrido una tragedia, pero hay alguien en camino.
  4. Llegamos a urgencias. Ojo al equipo. El médico es un señor con barba y mediana edad. Observen que Rajoy no sale en todo el vídeo. Pero el médico, el jefe, el héroe, podría serlo. El equipo sin embargo es joven (Rajoy no vende, ya lo apuntábamos, por lo que hay que apostar por la renovación generacional con él al frente de la que hemos hablado en otros post).
  5. Comienza la operación. El paciente necesita ser reanimado (¡¡reanimado!!) y necesita dos descargas, la primera falla. No iba a ser todo llegar y pegar. Hasta ahora difícil para el equipo médico.
  6. El paciente despierta. Con dificultad, lo hace. Y empieza lo difícil para ella. De nuevo el guión es una metáfora indisimulada: «Es increíble». «Está respondiendo al tratamiento. Va a tener que esforzarse mucho». «No podemos permitir la recaída», apunta el médico (el señor de mediana edad con barba que recuerda a Rajoy, ¿recuerdan?). «Tienes que esforzarte un poco más, sigue adelante». «Ha pasado lo peor, no hay que rendirse», vuelve a apuntar el médico
  7. La paciente revela su rostro. Un rostro con los colores de la bandera de España (los símbolos como herramienta de campaña). Mirada al horizonte, con el sol de cara (mala elección, evoca himnos pasados y nada democráticos), sobre cielo claro, despejado, con tonos azules y verdes. El lema de la campaña como final redondo.
  8. El guión. «Está en estado crítico. Llevadla al box de urgencias. Está peor de lo que nos habían dicho». Ahonda en la metáfora y en el relato que lleva contando el PP  desde 2011. Por si se nos había olvidado.
  9. La música. ¿Han escuchado la música? Hay 48 segundos que te transmiten desasosiego, o lo intentan. En adelante, empieza otra melodía que intenta transmitir optimismo para, a partir del 1:30 venirse arriba con el volumen e insuflar la energía del final, la que te tiene que dejar con ganas de seguir «haciendo España».
  10. ¿Sinceramente? Previsibles los mensajes y una ejecución de serie b. Las voces del doblaje, mal. Innecesario siendo un país que ha dado tanta buena gente en la interpretación (aunque inevitable tal vez). De hecho, alguna broma y meme en Twitter ya se está viendo. De hecho, si Twitter ya es un poco territorio hostil para el PP, esto puede ser un filón.

2015: unas generales casa por casa.

A ver cómo defino yo un concepto que va a ser fundamental en esta campaña: grassroots.

Se trata de configurar una campaña puerta por puerta mediante voluntarios, mediante activistas. Se basa en que una brizna de césped, por sí sola, no es nada. Sin embargo, sumada a muchas más pueden hacer un prado. Eso es hacer grassroots en EEUU. En España, tradicionalmente, lo hemos llamado «puerta a puerta» y lo hemos hecho especialmente para elecciones municipales desde siempre.

La diferencia radica en que estas elecciones generales, por sus características, ese «puerta a puerta» se va a hacer imprescindible. Veamos por qué:
– Es la cuarta vez que los españoles y españolas van a ir a las urnas.
– El contexto, no nos engañemos, es hiperpolítico y a la vez de desencanto.
– La fecha. El 20 de diciembre los españoles estarán, bien de vacaciones, bien de preparativos. Elecciones Cortylandia decían el otro día en este artículo que comparto.
– Es probable que el voto por correo se dispare entre quienes se mueven en Navidad a casa de familiares o estudiantes universitarios que aun no han vuelto y a quienes faltan un par de días para irse y es probable que no vayan al pueblo antes de tiempo.

A favor diremos que estas elecciones son especiales no sólo en la fecha:
– Se producen en un contexto que hay quien denomina «Segunda Transición».
– Tradicionalmente, las generales suelen tener alta participación: entre un 75 y un 80%, especialmente si se prevén «elecciones de cambio».
– En estas elecciones, tensión va a sobrar, previsiblemente.

Así pues, las elecciones de este diciembre, por las características de las mismas, van a ser más grassroots que nunca. Y hay quien ya ha empezado, a mi ya me han llamado un par de veces 😉

¿Qué demonios hace la Vicepresidenta en El Hormiguero?

Acabada la serie sobre lo que pueden hacer en los próximos meses PSOE, PP, Ciudadanos y Podemos, comentemos algunas estrategias que ya se están implementando.

Esta semana Soraya Sáenz de Santamaría, Vicepresidenta Primera del Gobierno y Ministra Portavoz, la mujer con más poder en España desde Isabel II, pasó por El Hormiguero, un programa de humor por el que han pasado ya varios políticos y ex-políticos como Pedro Sánchez o en su día Pepe Bono. La Vicepresidenta es casi desde el principio la mejor valorada del Ejecutivo de Rajoy. En julio la conocía un 88% de la ciudadanía y la valoraban con un 3,17 (que pese a ser un suspenso con honores es la segunda mejor nota del Gobierno). A Mariano Rajoy lo conoce el 99,2% de la ciudadanía y su valoración es de 2,6.

Por eso, hay quien empieza a plantearse en prensa y Partido Popular que puede ser una buena alternativa al Presidente si las elecciones de diciembre no dan un Gobierno estable para cuatro años (cosa bastante probable vistas las tendencias).

De ahí que empiece a hacer el recorrido que Pedro Sánchez inició cuando fue elegido Secretario General del PSOE. Primero El Hormiguero, parece que después vendrá Planeta Calleja. Esto tiene dos funciones. La primera es que hay que darla a conocer. No se vota a quien no se conoce, es un básico. Soraya no lo necesita como lo necesitaba Sánchez, ya se la conoce y se la valora mejor que a sus compañeros y compañeras. Pensemos que una mejora en su conocimiento sería accesoria, interesante, pero accesoria.

La segunda es humanizarla (no me gusta el término, Pedro Sánchez era humano antes de ir al Hormiguero y Soraya Sáenz también, pero es visual). Hay que bajarla a la Tierra, que los ciudadanos veamos que es capaz de hacer lo mismo que haríamos nosotros, como bailar o besar a un señor en la cabeza. Precisamente por eso no es una coincidencia, que ambos por indicación de sus asistentes, asistan a los mismos programas. Ambos muestran a los candidatos haciendo cosas impropias de un político, a quien se adivina serio y formal. Les muestran bailando, escalando, corriendo o jugando al baloncesto. Como hacemos tú y yo. Además, ambos se emiten en prime-time y garantizan que el día de emisión tendrán récord de audiencia y un trending topic en Twitter. Muy americano, la famosa americanización de las campañas electorales.

Es conocida y su valoración es aceptable visto el momento político, hagámosla simpática y fácil de votar. Es muy probable que en esta campaña sea más protagonista de lo que se podía suponer hace cuatro años.

Es un clásico de la #compol. Puede ser un primer paso para hacerla candidatable. Estaremos atentos.

Podemos. Las ganas contra las percepciones.

En comunicación política la percepción de la gente es fundamental. Porque sabemos que eres lo que perciben que eres, no necesariamente lo que tú crees que eres. Y esto, por supuesto, lo saben en Podemos, que para eso es un partido formado en su origen por politólogos de la Complutense.

Por eso, y porque saben que quien no tiene posibilidades de coger votos en el centro político, Pablo Iglesias y los suyos llevan desde el principio luchando por lo que ellos llaman «la centralidad del tablero». Sin embargo, las opiniones de Iglesias y demás en las tertulias, hacen que sea percibido desde el principio como una persona de izquierdas, incluso muy a la izquierda. Y aunque en los primeros momentos de Podemos, incluso en las elecciones europeas de 2014 (muy propicias para el castigo electoral mediante la abstención o el voto a opciones más minoritarias), se esforzaron mucho en no categorizarse en la izquierda sino en definirse como el partido de los afectados por la crisis, el partido del 99%, no lo han conseguido. Han fagocitado a IU, cuyos votantes ven más útil un voto a Podemos que uno a su formación de siempre y han recogido a numerosos cargos que han sido integrados en sus filas. Han movilizado a muchos votantes del PSOE que en 2011 se quedaron en casa o votaron por otras opciones. Pero no han podido evitar que les cuelguen la etiqueta de «izquierdistas» (populistas, radicales y demás adjetivos que les dedican en los medios).

Y así han llegado a las elecciones autonómicas y municipales. A las primeras con sus siglas, a las segundas integrados en candidaturas ciudadanas, como Ahora Madrid, Barcelona en Común o Ganemos Zaragoza. Pero para las generales, visto el empuje de Ciudadanos, la recuperación del PSOE y sus resultados en las elecciones catalanas, han decidido volver a la estrategia de buscar la centralidad del tablero. Han roto definitivamente las negociaciones para ir con IU, renunciado a algunas de sus propuestas estrella (como la renta básica) y en sus declaraciones Pablo Iglesias vuelve a situarse como un líder pragmático capaz de gobernar para todos, no sólo para los suyos.

Sin embargo, en la sociedad está instalado que Podemos es de izquierdas. Muy de izquierdas. Así que por ahora están colocados en la esquina inferior izquierda del tablero, lejos del PSOE y como uno de sus posibles aliados en caso de que este sea el primero en votos. De aquí a diciembre van a intentar salir de ahí, a ahondar en su mensaje sobre transparencia y la estrategia PPSOE. Mensajes que está por ver que les resitúen entre la opción preferida para el voto. Los votantes del PSOE (un PSOE que tras las catalanas es más que probable que gire ostensiblemente al centro), buen caladero de votos de Podemos, le han castigado en varias ocasiones y quizá ya no sientan la necesidad de volver a hacerlo en las generales. Syriza, a quien Pablo Iglesias y otros líderes han prologado en sus mítines y apoyado en sus elecciones y parecen ser su inspiración, tampoco está claro que esté levantando Grecia. Y tal vez la decisión de buscar una centralidad que parece perdida en lugar de consolidar una posición que tienen ganada en el vértice inferior izquierdo del cuadrado no sea la mejor de las decisiones, vistas ya algunas encuestas.

La ola de Podemos puede estar cayendo. Veremos.